Manolo Preciado: “UN ENTRENADOR DEPENDE DE LA GENTE QUE TIENE AL LADO”

Manolo Preciado entrenó al Sporting de Gijón desde 2006 hasta 2012. Se convirtió en el entrenador que, tras diez años en Segunda, devolvió al conjunto rojiblanco a la categoría de oro. Es uno de los entrenadores más queridos por la parroquia sportinguista.

[Entrevista realizada en mayo de 2012]

¿A qué edad empezaste a jugar al fútbol y a vivirlo con tanta intensidad?

Empecé como todos los niños, desde muy pequeñito. Luego ya a nivel profesional empecé en el equipo de mi ciudad, el Racing. Llegué al primer equipo con diecisiete o dieciocho años aproximadamente.

¿Quién te inculcó el amor al fútbol?

Los niños prácticamente solo jugábamos al fútbol. En las calles había muchos espacios libres. En mi tierra, en Santander, había mucho campo, mucho verde, mucho prado. Y todos los niños teníamos sitio donde ir a jugar. Éso fue lo que me decidió… A medida que van pasando los años, y si tienes alguna que otra aptitud… Y seguir para adelante. Eso sí, nunca llegué a pensar que jugaría en la Liga profesional.

Cuando estabas en pleno desarrollo de tu carrera como futbolista. ¿Pensaste que alguna vez serías tú el que diera las órdenes?

Éso es complicado. Cuando uno está jugando no piensa para nada en ser entrenador. Pero sí que es cierto que por mi manera de ser y por cómo vivía todo, me di cuenta a los veintisiete o veintiocho años de que el mundo del entrenador me gustaba. Y así fue como me enganché a dar las órdenes yo.

Sin duda eres uno de los entrenadores más queridos de esta liga. ¿Cuál es tu secreto?

Bueno, ninguno. Yo creo que lo único que intento es formar buenos grupos de trabajo, con gente que esté muy volcada en el equipo. Para mí, este es un juego colectivo y cuando se consigue eso, se consigue mucho. Yo no creo en los temas individuales, evidentemente sí que hay muy buenos futbolistas que marcan diferencias, pero todo eso luego no sirve para conseguir lo importante: tener un buen grupo, hacer una buena convivencia, que la gente vaya a entrenar con alegría, que se valoren los méritos colectivos… Y a partir de ahí, todo es más fácil.

Has conseguido ascender a varios equipos, entre ellos al Sporting. Se te ha confirmado como un especialista de ascensos. ¿Te queda algún reto como entrenador?

Bueno, la verdad es que he tenido mucha suerte, porque he ascendido cinco veces. Y cinco veces son mucho. Retos siempre tienes en la vida, pero yo no soy excesivamente egoísta. Como ya he dicho muchas veces, me siento muy feliz de haber podido entrenar al equipo de mi tierra, al Racing dos veces en primera división. Ahora estoy en otro equipo fantástico como es el Sporting, que llevo ya cinco temporadas y estoy viviendo momentos súper felices y agradables. Ya he dicho muchas veces que me gustaría entrenar a equipos como el Athletic de Bilbao o ir a Inglaterra. Yo creo que esos son los sueños que me quedan un poco por cumplir.

 De todos los equipos en los que has estado como entrenador, ¿te has sentido en todos bien al enseñar tu fútbol?

Sí. Siempre un entrenador depende de la gente que tiene al lado, de sus futbolistas fundamentalmente. Hay veces en las que no puedes jugar de la manera que tú quieres porque las características del equipo y de los jugadores no son las idóneas. Pero, normalmente sí me he sentido muy realizado en todos los equipos en los que he estado, porque también he participado en casi todos en la confección de las plantillas y éso luego hace que sea más fácil mi trabajo. Sí, la verdad es que siempre me he sentido muy bien en ese sentido.

Después de haber vivido las experiencias de jugador y de entrenador. ¿Cuál es la figura más fácil, la de jugador o la de entrenador?

Bueno, fácil no es ninguna. Pero lo que sí es verdad que la de jugador es más agradecida. Creo que no hay mejor vida que la de un futbolista. En todos los sentidos, porque la desarrollas cuando eres una persona joven, vital, estás siempre rodeado de gente de tu edad, estás haciendo lo que más te gusta… Lo de entrenador es diferente, es como uno más solitario, los momentos malos, los momentos duros son tan tímidos… Lo que se dice la soledad del entrenador, llega a ser una verdad  absoluta. Se sufre mucho más como entrenador que como futbolista, pero también es muy agradecido, eh. Yo creo que me puedo dar por privilegiado de haber podido entrenar, y hacerlo además ahora mismo en la élite de la Primera División española, que es una liga fantástica.

Hace unos meses, lograste el reto de cumplir 200 partidos al frente del Sporting. ¿Fue un partido especial para ti?

No, no especial. Sinceramente, no. Evidentemente cuando vas logrando cifras de este calado, la importancia, valoras mucho el trabajo anterior. Yo valoro muchísimo los años que pasamos con el Sporting en Segunda. Cuando subimos a Primera fue un paso vital no sólo para mí como entrenador, sino para todo el club como club. Pasó de ser un equipo muy endeudado a ser un equipo en el que todos los problemas iban acabando. Ahora mismo tenemos un campo prácticamente nuevo, El Molinón está arreglado de arriba abajo. ‘Mareo’ es una auténtica delicia para entrenar, tenemos muchos campos de fútbol. El día a día es muy sentido y éso es lo que es verdaderamente importante. El hecho de haber hecho unos siete partidos buenos está muy bien, porque significa que hay un trabajo hecho durante cinco años. Estar cinco años al frente de un mismo equipo es algo que está al alcance de muy poca gente ahora mismo. Me alegro de haber sido yo al que le haya tocado.

Tras estar en primera división y en segunda. ¿Qué tiene de especial cada una?

Para el trabajo diario prácticamente nada. La metodología, la manera de trabajar, es la misma en segunda que en Primera. Lo que sí se diferencia es sobre todo los entornos. En Primera división vas a sitios como Bernabéu, como Camp Nou, como Mestalla, como San Mamés, que son campos impresionantes, con muchísima gente. Y la repercusión mediática que tiene cualquier resultado, como este año cuando ganamos en el Bernabéu, pues te puedes imaginar, ¿No? Se da a todo mucha más importancia, pero el trabajo diario es exactamente el mismo. Yo me dedico en cuerpo y alma igual al Sporting ahora, que cuando entrenaba al juvenil del Racing. Pero el trabajo es muy similar.

Estás entrenando al lado de una persona considerada uno de los grandes del fútbol de este país, Quini. ¿Qué supone para ti estar a su lado entrenando al Sporting?

Sobre todo, un lujo. Yo creo que es un lujo estar con él como entrenador. Hablar de Quini en España, pero sobre todo en Asturias, son palabras mayores. Para mí, es un orgullo tremendo, porque además me ha tocado vivir situaciones muy duras con él, como su enfermedad. Y bueno, es un ‘paisano’ como decimos por aquí por el norte. Es un tipo excepcional. Cada día aprendo cosas de él, tiene una humanidad tremenda, siempre tiene una sonrisa para todo el mundo y es una persona que no se tendría que ir nunca del fútbol, tendría que venir a muchos más partidos.

Hablando de Quini, ¿Está Villa ya a la altura de Quini?

Estará. Estará con el tiempo porque estamos hablando de una persona ‘10’ como todo, como jugador y como persona. Yo tengo la suerte de ser su amigo y te aseguro que el ‘Guaje’ es un tipo excepcional. Todavía le quedan seguramente, muy buenos años de carrera, los números que está haciendo en el fútbol español son bestiales. Hace poco ha colaborado decisivamente para hacer a este país campeón del mundo y está ayudando muchísimo al Barça ahora también. Yo creo que hablamos de un futbolista con mayúsculas.

Por último, un consejo para los futuros futbolistas.

¿Un consejo? Trabajo, trabajo, trabajo y paciencia sobre todo, que en el fútbol siempre hay malos momentos. Sin trabajo nadie iría a ningún lado. Amar a la profesión, pensar que es una vida muy bonita pero también es dura hasta que se llega. Y nada, sobre todo éso: trabajar, escuchar a los entrenadores, escuchar a la gente que los quiere y a partir de ahí todo será mucho más fácil.

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