SPORTING DH: LOS CAMPEONES DE MAREO

Sporting DH
Foto original: © La magia del Brujo

Entiendo el fútbol base como una especie de alquimia humana aplicada a este deporte: la facultad que poseen los entrenadores y los padres de transformar un niño en adulto… a un aprendiz en futbolista. Pero no hay que obviar que, como su propio nombre indica, es la base. El primer ladrillo de una larga construcción que tardará años en poseer muros de carga seguros.

Después de la alquimia llega la escultura. Moldear, dar forma, foguear, pegar, deshacer… Darle tiempo a la obra para que coja la forma óptima y adecuada y así los que la vean puedan considerarla, por fin, una obra de arte. De nuevo, el arte nos sirve de paralelismo con el fútbol. Esta es la segunda etapa del futbolista. Ya ha dejado atrás la etiqueta de ‘aprendiz’, ahora es ‘futbolista’, aunque nunca deje de aprender.

Y la tercera parte: la exposición de la obra. Disfrutar de los cientos de personas que pasan a observarla y alaban su belleza; también de los que la criticaron y no la entendieron. Y, sí, también pasa en el fútbol. Es el desarrollo de la carrera, una en la que tendrán tantos detractores como admiradores. Y no siempre dependerá de ellos, porque la exposición se basa precisamente en esto, en permitir al resto que juzguen tu pasión y, sobre todo, cómo la desempeñas. Pero a ello vinieron precisamente estos chicos… a jugar. Y vaya si lo hicieron.

El Sporting División de Honor cerró la competición regular 2017-2018 con el ‘1’ de líder a la espalda, coronándose así como campeón de Liga. El título llega después de transformar, como buenos alquimistas, un total de 21 victorias y 7 empates en la suma de 70 puntos. Solo perdieron en dos ocasiones habiendo disputado un total de treinta jornadas. En sus botas se llevan haber chutado y anotado la friolera cantidad de 77 goles a favor, mientras que solo han recibido 27 en contra. Y la condecoración de un éxito que el Sporting no conseguía desde hace cinco años. Pero el fútbol no son solo datos… Todavía hay quien lo vive desde la pasión, el sentimiento y la sensación; desde el análisis y el aprendizaje; desde la catarsis de la victoria y la oportunidad de la derrota. Precisamente ésto debería ser el fútbol base. Y si además ganas, mejor.

Quizá no ha sido la temporada más sencilla a nivel personal para muchos de los integrantes de la plantilla: lesiones; compañeros que tuvieron que buscar otro destino después de muchos años vistiendo la elástica rojiblanca; escasez de minutos… Pero en la celebración del título, todos, absolutamente todos, tienen su hueco, su mención, su gesto de satisfacción, su espacio en la fotografía… incluso los que ya no estaban en el equipo, pero seguro sí lo hacían en la mente de los excompañeros. Como también estuvo presente el legado y el recuerdo de Quini, un emblema del club al que ninguno de estos jugadores pudo ver jugar, pero todos tenían su rostro grabado en la mente. De hecho, desde su muerte, las dedicatorias tenían siempre el mismo protagonista: Enrique Castro ‘Quini’. Hablamos de jugadores de 16, 17, 18 y 19 años.

Estos jugadores son los mismos que dejaban cabizbajos el campo número uno de Mareo en el penúltimo partido de Liga, cuando se les escapó ante el Basander la oportunidad de celebrarlo ‘en casa’. Rabia, impotencia, decepción y alguna que otra lágrima se pudo ver en cada una de las caras de los jugadores y del staff técnico. Y es entonces cuando una se acuerda de una frase que define a la perfección la llegada a meta: “Por eso te dije que tu sueño era difícil. Las cosas simples son las más extraordinarias y solo los sabios consiguen verlas” (Paulo Coelho). Que alguno resulte fácil en apariencia siempre nos generará más presión, porque la sensación de fracaso en caso de no conseguirlo será más alta. Pero no creo que sea un fracaso no alzarse con ello, sino la confirmación de que nos gusta escribir gestas y no simples hechos. Y el matiz es importante. Pocos apostaban por ello jugándosela en Pontevedra… y vinieron con la sonrisa en la boca, las botas puestas y el título en la mano. Lo sencillo siempre es un arma de doble filo; una más que probable apuesta perdida; una cruz habiendo apostado cara. Pero precisamente la cara, y también el ‘do de pecho’, fue lo que dieron en tierras galleas para hacerse con lo que es suyo.

¡Enhorabuena, campeones!: Christian Joel; Mateusz; Alex García; Guille; Yoel; Miguel; David Álvarez; Juanma; Jordi Pola; Pablo; David Fdez; Enol; Pelayo Pérez; José Gragera; Mecerreyes; ‘Gaspi’ Campos; Íñigo Coto; Marcos; Álvaro Maíso; César García; Abraham; Iván Elena; Jesús; Pelayo Morilla; Mathe; Ferre; Toquero; Sandoval; Mario Buelga; Abdu. Liderados por Isma Piñera, Sergio Meana, Daniel Alonso, Jorge Sariego, Carlos Manjarín, Pelayo Fernández y Álvaro Viesca.

*Reportaje incluido en la tercera edición en papel (Mayo, 2018).

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